Julio Ricardo González Cartagena
Harold Salazar Arboleda
“La música es como la selva: sabemos que tiene límites, pero no sabemos en dónde están”. Gato Barbieri.
Los años sesenta representan un periodo especial para múltiples generaciones en el mundo. Fue una década marcada por una diversidad de eventos que congregaron política, arte, cultura, música, literatura, libertades sexuales, despertar del tercer mundo, entre otros diversos componentes sociales. Una década que implicó cambios profundos en la visión de sociedad, en las costumbres y en general un grito que pedía:” Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Se impone el Blue Jean, junto con la mochila, la sandalia y el pelo largo. La poesía espontánea apareció en las calles en la primavera de 1968, y se convirtió en el instrumento fundamental de comunicación utilizado por los estudiantes.
Las mujeres dejaron de pedir permiso para abrir una cuenta bancaria, para conseguir trabajo o ir a la universidad y de adoptar el apellido del marido. Se autoriza el divorcio y se da inicio al proceso de eliminación de la ilegalidad del comportamiento hom*osexual en diversos países. Se levantó la censura sobre el libro de D.H.Lawrence: El amante de Lady Chaterrley. Aparece en 1963 el libro de Betty Friedan: The feminine Mystique, exigiendo el descanso de maternidad, auxilio para el cuidado de los niños, educación igual y sin segregación, el derecho a la mujer para controlar su vida reproductiva.
Desde un contexto político, se puede hacer referencia al mayo del 68 en Francia, como un momento de liberación de años de opresión marcados por el mundo de la posguerra. Después de dos guerras mundiales, apareció la guerra fría y una fuerte represión política y sindical en el planeta.
“Prohibido prohibir” o “La imaginación al poder”son dos consignas que se perpetuaron en la mente de la juventud como legado de ese movimiento estudiantil que se presentó en mayo del 68 en Francia. Jornada de protestas estudiantiles en el marco de oleadas de huelgas en diversos países por parte de los trabajadores, acompañadas de ferviente actividad artística.
La música no fue ajena a esos cambios de la década de los sesenta. El rock hace su aparición con Elvis Presley – integrando jazz, blues y música negra – Los Beatles se convierten en un fenómeno de masas -73 millones de televidentes los siguieron en el programa de Ed Sullivan.
– En el 65, surge el grupo The Rolling Stones, con su emblemático cantante Mick Jagger y su canción Satisfaction. Para 1967, dos tercios de los discos vendidos en los Estados Unidos eran de música rock. La cultura del rock fue uno de los primeros componentes culturales que dieron inicio a la globalización.
En agosto del 69, se da inicio a una serie de conciertos alrededor el planeta. Se realiza en los Estados Unidos el festival de Woodstock, con la participación de medio millón de personas. De igual forma, se realizó el concierto Festival Rock y Ruedas de Avándaro en México –septiembre de 1971- y en La Estrella – municipio cercano a Medellín – el Festival de Ancón, en el mismo año, organizado por Carolo. Pero no todo era gloria. El rock, como símbolo de rebeldía, fue perseguido, censurado; sufrió el yugo de la segregación, estigmatización y persecución. El baile de Elvis fue censurado en la televisión, igual censura se aplicó a las canciones de los Rolling Stones. Escuchábamos, casi a escondidas, con sigilo, Hotel California de The Eagles. Así mismo pasó con los grupos de Rock en Argentina, México y Chile. Fue el caso por ejemplo, del exilio de León Gieco y otros grupos de rock en los tiempos de la dictadura Argentina. O los arrestos del icónico padre del Rock: Chuck Berry. Esto es importante resaltarlo, porque también en Pereira operó la censura y las estigmatización.
Es desde este contexto social, cultural, musical, donde se da inicio en Pereira, a la música rock. He aquí la historia.
Esta es una historia colectiva de recuerdos y anécdotas de varios integrantes de la promoción de bachilleres del Liceo de los Andes de 1972, coordinado por Julio Ricardo González Cartagena.
el concierto
Julio Ricardo González Cartagena
Harold Salazar Arboleda
Aportes de:
Carlos Medina
Carlos Alberto Aguirre
Gilberto Castaño Mejía
Ernesto García
En 1972, los Flippers promocionaron en la Droguería Castaño (Cra 7ª con calle 18), una línea cosmética de Yardley. Ese fue el punto de contacto y origen del rock en la región. Después de ese encuentro inicial, se realiza en la casa de Gilberto Castaño M., -en la cra. 6ª con calle 18- una reunión entre Julio Ricardo González, Harold Salazar A., y el anfitrión, para discutir la idea de un plan secreto: Concierto Rock en el Lago la Pradera. Luego se logra que la junta de bachilleres aprobara el viaje de Julio Ricardo a Bogotá, para contratar a Los Flippers y a la banda La Gran Sociedad del Estado – su director al final del contrato escribió pero no firmo: ” Son testigos de éste contrato Dios y nuestras conciencias”. Manos a la obra. Luego se contrató a la Banda Sinfónica de Pereira.
El concierto se programó para el sábado 2 de septiembre, 2.00 p.m. Tema central: JOY, de Johann Sebastián Bach, interpretado con violín eléctrico por Alan Chamorro, concertino de la Orquesta Sinfónica de Colombia. ¡Esto ni a los organizadores de Woodstock se les ocurrió! Luego la publicidad. Tamaña tarea que solo se podía hacer después de salir de clases a las 5.00 p.m., ofreciendo un extraño “bicho”: Concierto de música Rock. Volantes, tiras amarillas con letra negra y calcomanías, como se puede observar en la figura que acompaña la nota. Julio Ricardo graba en Bogotá el comercial para la radio: “Música para gan gan” interpretada por el conjunto africano Osibisa. En el programa de Alfonso Lizarazo promocionaron el concierto por 30 segundos: ¡gratis! En la Librería el Nogal se exhibieron, en una pequeña vitrina, la foto de Los Flippers – ver foto anexa. Los Giraldo nos prestaron el Lago la Pradera, de nuevo: ¡gratis! Se imprimieron las tarjetas de invitación, una de ellas en especial a Carolo, organizador del Festival de Ancón de Medellín.
La entrada N° 00001 la compró Javier Rincón. Su valor $11 (once pesos). Y la historia de la estigmatización hacia el rock se repite. Días antes del concierto Juvenal Mejía Córdova, rector del colegio – para comprender y contextualizar en algo su pensamiento, aquí una de sus frases: “…el hábito en un niño hay que romperlo violentamente y no con consejos que es hacer ruidos que no entiende…” – y aprovechando que en esos días el señor Mejía Córdova estaba como Alcalde de Pereira, da declaraciones a la emisora La Voz del Café a las 12.00 m “ellos no son mis estudiantes. No hay concierto.” y dio la orden de retirar el nombre del colegio de toda la publicidad.
La respuesta no se hizo esperar: José Hernando Hernández acompañado del hermano de Ernesto García – Gustavo, quien estaba en clases de aviación – sobrevuelan a Pereira, regando miles de volantes: ¡si habrá concierto!
Alguien lo dijo y lo siguen coreando: “…ahhh esta juventud…” según se escucha en la canción Ligia Elena de Rubén Blades y Willy Colón.
Y llegó el concierto. La “puerta” de acceso de invitados era un portillo de guaduas cercadas con un alambrado en medio de un potrero cubierto de un pastizal mal mantenido. Pocos asistentes por ese sector, pero de repente aparece un tumulto de jóvenes cantando, bailando y otras pronunciando cosas indescifrables o no publicables; Al frente de estas viene un hombre, delgado, cabello largo y con una de esas pintas de moda de la época. Se trataba de Carolo, el organizador del Festival de Ancón en Medellín. Los Flippers llegaron tarde, toco conseguir un transporte para ir a buscarlos, pues el “Flaco” Hoyos los invitó al club campestre en Dosquebradas. La Seccional de Salud facilitó camioneta para trasladarlos, camioneta que tenía escrito: “Sanidad”. Al llegar al escenario, Arturo Astudillo, director de los Flippers, pide un plug para su guitarra. Julio Ricardo y Javier Parra se desplazan hasta Pereira a conseguirlo. En ese momento la vía a la Popa estaba llena vehículos pues se desplazaban multitud de seguidores y apasionados del rock, rumbo a la Pradera. Cuando regresaban de Pereira con el plug, la vía estaba desierta. Nos derroto el “General” invierno ¡Más se perdió en el diluvio, pensábamos!
3.00 pm. Inician los Flippers, con la canción: Pronto viviremos un mundo mucho mejor – aún seguimos esperando ese sueño – En la segunda parte del concierto la Gran Sociedad del Estado, dirigido por Arcesio Murillo, acompañado por Ángela Isaza como cantante; interpretan: Llevan del bulto, llevemos del bulto – aún seguimos llevando del bulto- Al final llevamos del bulto.
La Banda Sinfónica de Pereira interpretó el Himno de Pereira y luego JOY. Al final del concierto Martin Abad abraza a Julio llorando de JOY. Alán Chamorro fuera de micrófono nos regala, con el violín, música de los Beatles, Let it be, entre otras. Y a disfrutar, pero las pérdidas financieras no dieron ni para pagar los impuestos. Así que por la noche en la casa de Harold, los líderes organizadores del concierto con los representes de los Flippers, tratan de convencer a los funcionarios de Coldeportes, sobre una condonación o rebaja de los impuestos.
En el 2022, serán los 50 años de un evento que marcó el inicio del Rock en la región.
Para la historia de la radio en Pereira.
Nace Flor de Loto.
“Lanza al aire tu cuerpo y gira tu espíritu al son de esta música.
Toma de la vida todo lo hermoso y entrégate a ello. Somos Flor de Loto”.
Y en medio de la efervescencia del concierto, Humberto Gómez, Julio Ricardo González Cartagena y Harold Salazar Arboleda, llaman a Lyda Mejía gerente de la emisora Onda Libre, ubicada en la cra 7ª con calle 18, – sí, diagonal a la droguería del aquel contacto inicial- Nos concede un programa de media hora de 9:00 p.m. a 9:30 p.m. al cierre de la emisión. El programa era en directo. No existía internet y solo había una tienda de discos que tenían LP de música rock.
¿El nombre para el programa? Harold propone FLOR. Julio agrega DE LOTO. Sitio: casa de Gilberto Castaño Mejía.
Emisora: Onda Libre de Caracol. Año 1972. Primera emisión: domingo 10 de septiembre, después de presentar durante dos días los exámenes del Icfes.
Julio Ricardo y Humberto viajan a Bogotá y desde allí con más acceso a la música, remitían semanalmente en casetes la selección musical para el programa.
Apartes: Un domingo cualquiera de 1972.Al aire. Colocamos el Himno nacional y vamos bajando el volumen. Empatamos con Santana, suave el volumen, sube un poco más y más y más… Entra una llamada: Ministerio de Comunicaciones. Orden perentoria: Apaguen ya la emisora. Día siguiente: lunes. Julio recibe llamada de Lyda Mejía: Favor ir inmediatamente a la emisora todo el trío del programa. Se compran flores para obsequiarle, y, cabizbajos, entramos a su oficina. Y obvio, nuestro saludo no fue contestado, y las flores tomaron el camino de Villadiego, es decir, plata perdida. “por culpa de ustedes, irresponsables, nos cerraron la emisora ¡Pero…sigan así, desagradecidos, que estamos en primer lugar de sintonía! Antes pocos nos escuchaban y, de hoy en adelante tienen media hora todos los días y una hora los domingos. Pero no hay $$$$, he dicho”. Lyda Mejía. – Gracias – La semana se repartía entre música andina, rock en español, rock fuerte, jazz y novedades. Y entonces, Joe co*cker, Jimmy Hendrix, Carlos Santana, Joan Baez, Rolling Stones, Los Beatles, Led Zeppelin, Elton Jhon, Eric Clapton, Génesis, Cat Stevens, The Speakers, Charly García, Floyd, Los Teen Tops, Black Sabbath, Los Gatos, El Gato Barbieri, Roberta Flack, The Doors,…ayudaron a consolidar la base del rock en la región.
Después nace la versión matutina del programa – Soul to Soul- el día domingo en la emisora Ecos del Risaralda, esta vez con la colaboración de Carlos Medina.
Ir por la calle, para Julio y Harold, era grato el encuentro con jóvenes quienes nos hacían el saludo de la paz y nos decían CONCIERTO RÓ ¡Love and peace, brothers!
En la fuente de soda Guaraní, en la 19 con 7ª, enseguida de la Librería El Nogal, Los Ángeles Negros, los Pasteles Verdes, Sandro y demás baladistas, comenzaron a sentir la energía y la fuerza del rock, con Santana y todo el combo ya nombrado.
Hard Day´s Nigth daba el paso a un nuevo amanecer. La semilla se había sembrado.
In memorian: Germán Delgado, Hernán Osorio, Guillermo Suárez, José Fernando Holguín, Conrado Osorno, José Hernando Hernández, César Ángel, John Jaime Gutiérrez, y Don Bonel Mejía Córdova (al maestro con cariño). Gracias a: Carlos Alberto Medina Rodas, a quien le debemos la reunión de 1987 y su colaboración con el programa del día domingo. A Gilberto Castaño M, por su amistad y por habernos prestado su casa para reuniones. Gracias a todos los amigos del Liceo de los Andes, 1972.
